¿Para qué este grupo?
El crecimiento natural que se da en las familias al recibir a una persona nueva genera, como todo cambio, una serie de oportunidades para seguir evolucionando.
En esta nueva configuración, a menudo, la nueva vida absorbe toda la atención y cuidados. Se dedica mucha atención a cuidar y preparar todo lo relacionado con ese bebé y esperamos que lo demás se vaya dando.
Al poner el foco en la criatura únicamente desatendemos la realidad en la que se gestan las familias en la actualidad, que incluye circunstancias muy diferentes a las de generaciones anteriores (sociales, comunitarias, de tiempo, de recursos económicos…).
Se olvida que con cada nuevo ser nacen también en los adultos nuevos roles, los nuevos papá y/o mamá se despliegan y van aprendiendo a ser acompañantes de esa persona.
Al descubrir en nosotras esta nueva faceta surgen de nuevo cambios que afectan a diferentes niveles y que nos ponen ante la posibilidad de cuidarnos y atendernos como queremos atender a nuestros hijos e hijas.
Este proceso nos conecta de una forma casi insconsciente con nuestra infancia, con nuestras relaciones como hijos e hijas de nuestros padres y madres. Es habitual que tratemos de sanar cuestiones propias a través de nuestra forma de acompañar, y como adultos tenemos el derecho a ser respetados y cuidados en nuestro aprendizaje y toma de decisiones.